Por los que se fueron. Por los que siguieron. Por los que volvieron. Por los que se quedaron. Por los que lucharon. Por los que intentaron. Por los que gritaron. Por los que callaron. Por los que cantaron. Por los que tienen identidad. Por los que no. Por los que la recuperaron. Por los que la buscan. Por ellas, las que luchan. Por las que lucharon, y siguen luchando desde arriba. Por todos nosotros. Por los que seguimos luchando con memoria. Para que no se olvide. Para que no vuelva a pasar. Para que nunca más desaparezca gente por pensar. Por los 30.000, recordemos. Tengamos memoria. Sigamos por ellos. Porque ellos buscaban un país mejor. Libertad. Palabra. Expresión. Identidad. Derechos de los que hoy nosotros gozamos, y nos parecen ''corrientes''. Y ahí está la falla. El hecho de que nos parezcan cosas comunes y corrientes, nos lleva a olvidarnos de ellas, y no darnos cuenta la suerte que tenemos de vivir en un país más libre y justo, otra realidad de la que les tocó vivir a ellos. Poder relacionarnos con la gente que queremos, sea cual sea su ideología, su pensamiento, sus principios sociales. Hacer lo que queremos con nuestras vidas, sin afectar al que tenemos al lado. Poder hablar de lo que sea con quien sea. Vivir en democracia. Tener participación. Y fundamentalmente, tenemos la posibilidad de construir nuestra propia realidad. Se nos dio el contexto y las herramientas. Construyamos algo grande. Somos jóvenes. Y los jóvenes son los pilares de este proyecto. Sigamos con su lucha. No es necesario ir más allá de todo. No es necesario militar en ningún partido. Ni siquiera es necesario interesarse por la política. Es simplemente pensar. Y no dejarnos pasar por encima por nadie más. Con 200 años de historia, pudimos aprender que ''El silencio NO es salud''. No callarse, y pensar. Dos actos fundamentales para dejar de ser sobrevivientes. Y pasar a ser personas. Simplemente personas; jóvenes, ancianos, adultos, adolescentes, chicos. Con derechos. Libertad. Identidad. Poder hablar con alguien y decir, ''yo soy...''. Y disfrutar. Todavía hay más de 250 personas en nuestro país que no tienen la suerte de saber quienes realmente son. Y deben continuar sus vidas, día a día, cargando con una mentira que ni ellos mismos saben que la llevan. Así que reflexionemos. Agradezcamos. Hagamos algo grande con lo que tenemos, que es suficiente, y sobra. Que las 30.000 flores vuelvan a florecer en cada uno de nosotros. Pero por sobre todas las cosas, tengamos memoria.
Un pueblo sin memoria está condenado a repetir su pasado.
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Los desaparecidos son
silencios en la noche hoy |
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